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Chayanne vuelve a Valencia tras 14 años y enciende el corazón de varias generaciones

AGENCIA EFE

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Donde las coreografías milimétricas se asocian con artistas jóvenes como Rauw Alejandro, Chayanne demostró que la experiencia y la pasión siguen marcando la diferencia.

Hay artistas que no pasan de moda, y luego está Chayanne. Ayer, el puertorriqueño regresó a Valencia tras 14 años de ausencia, y lo hizo con la energía de siempre, un repertorio repleto de clásicos y nuevas canciones, y un espectáculo que dejó al público sin aliento… literalmente. El público valenciano, entregado desde el primer minuto, vivió una noche que será difícil de olvidar.

Desde el momento en que se apagaron las luces y sonaron los primeros acordes, la atmósfera del recinto se cargó de emoción. Las ovaciones estallaron cuando Chayanne pisó el escenario, y era imposible no notar el brillo en los ojos de quienes llevaban más de una década esperando este momento. Las fans de toda la vida —algunas con camisetas de giras pasadas, otras con pancartas o lágrimas listas para brotar— coreaban cada palabra como si el tiempo no hubiera pasado.

Un viaje musical entre generaciones

El repertorio fue un viaje emocional: sonaron himnos como “Torero” y “Madre Tierra”, que desataron una ola de nostalgia colectiva, pero también hubo espacio para los temas nuevos, como el contagioso “Bailemos Bachata”, que dejó claro que Chayanne no solo se mantiene vigente, sino que sigue evolucionando y conectando con nuevas generaciones.

Uno de los aspectos más comentados de la noche fue su energía sobre el escenario. En un mundo donde las coreografías milimétricas se asocian con artistas jóvenes como Rauw Alejandro, Chayanne demostró que la experiencia y la pasión siguen marcando la diferencia. Su destreza para el baile, su ritmo impecable y su resistencia física fueron sencillamente impresionantes. No paró de moverse en todo el concierto, y más de uno en el público se preguntó cómo es posible que siga igual que hace 20 años. Spoiler: el secreto parece estar en nunca quedarse quieto.

Una noche de gratitud, carisma y ritmo sin pausa

El espectáculo fue también una exhibición de profesionalismo y gratitud. Con humildad y elegancia, Chayanne dedicó unos minutos a agradecer a su equipo técnico y artístico, a los medios de comunicación y, por supuesto, al público que lo ha acompañado durante tantos años. Un gesto sencillo pero sincero, que reforzó aún más el vínculo emocional entre el artista y sus seguidores.

Mención aparte merecen sus bailarines, cuya precisión y energía fueron la guinda perfecta para un show ya de por sí potente. Los dance breaks coreografiados fueron de alto nivel, aportando momentos visuales impactantes que complementaron la voz y carisma del cantante. Los cambios de vestuario, aunque no tan frecuentes, mantuvieron el tono sofisticado del concierto, con un solo punto débil que el público tomó con humor: los ya clásicos pitillos de cuero, que algunos bromearon que “pedían jubilación”. Pero claro, tratándose de Chayanne, hasta eso le sienta bien.

El cierre, con miles de personas cantando al unísono y móviles encendidos creando un mar de luces, fue un recordatorio de lo que significa un ídolo de verdad. Más allá de la nostalgia, el concierto fue una celebración del presente: de la vigencia de un artista que sigue conquistando escenarios con el alma, el cuerpo y una sonrisa que, como su música, no envejece.

Valencia no solo recibió a Chayanne; le devolvió el amor multiplicado. Y si algo quedó claro anoche, es que no habrá que esperar otros 14 años para volver a ver esta magia en vivo. Porque Chayanne sigue siendo eterno. Y el corazón de sus fans, también.

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